¿Bolívar bailó o no bailó?

En la película Libertador, Bolívar baila tambores.  Para añadir picante a la polémica, reviso aquí las posibilidades

Mucha tela se ha cortado en torno a la película Libertador, dirigida por Alberto Arvelo y protagonizada por Edgar Ramírez. 

Aquí no daré detalles de la crítica sobre los vacíos históricos evidentes que deja el film en favor del entretenimiento, sino que me pasearé por un aspecto específico que creo que puede darle más picante a la polémica... Después de todo, eso también es espectáculo.

En una escena, un Bolívar alegre y enamorado se une a una fiesta de sus esclavos en San Mateo. No solo sonríe animado de la mano de su esposa María Teresa, sino que se lanza a agitar su cuerpo al ritmo de los tambores. Inevitablemente uno se queda pensando tanto en la habilidad del personaje, que evoca -mínimo- una buena parranda en Choroní, como en las posibilidades de que el Libertador hubiese compartido con sus esclavos tan íntimamente.

Mi papá, que está desarrollando con la Fundación Mediarum un proyecto dedicado al Libertador, me cuenta que es posible que Bolívar haya tenido gran afinidad cultural con gente de raza negra. Su familia, no solo tuvo sus propios esclavos, sino que además delegó parte de la crianza del niño Simón a mujeres negras. Además, Bolívar permaneció un tiempo en Haití, donde fue ayudado por el presidente Petión, así como en Jamaica. No es difícil suponer que sí sintiera el ritmo de los tambores caribeños y en consecuencia, haya echado su bailadita de vez en cuando.

Por otra parte, a Bolívar la historia le atribuye una habilidad especial para el baile sin mezquindades. En un ensayo de Adolfo González Henríquez titulado La música del Caribe colombiano durante la Guerra de Independencia se señala que “La pasión que Bolívar mantuvo por la música durante toda su vida, su destreza para el baile y su especial temperamento convierte el rastreo de sus múltiples andanzas en una preciosa fuente de información sobre la cultura musical de las clases altas republicanas...". 

González Henríquez revela además un dato especial, cuando el 16 de Junio de 1822 se festejó la victoria de Pichincha con un baile en la mansión de Juan Larrea: "...Aquella noche la polonesa fue pródiga en encuentros amorosos de importancia histórica, pues Sucre conoció a su futura esposa y Simón Bolívar tuvo su primer contacto con Manuelita Sáenz..."

Adicionalmente, en sus memorias, Jeannette Hart, catalogada como la novia norteamericana de Simón Bolívar, dibuja un recuerdo muy elocuente. "Cuando bailaba con el general Bolívar pude notar que solamente los pies de un bailarín por naturaleza podían llevarme a través de aquellos intrincados pasos y figuras de aquellas danzas exóticas y poco familiares para mí... La última pieza que tocó la banda y que bailamos los dos, fue un vals. La multitud cesó de bailar dejándonos el centro del salón a nosotros solos y colocándose alrededor para vernos... La armonía de nuestros movimientos era tan bella, que ninguna otra pareja hubiese podido competir. El general se movía como si los acordes de aquel vals emanaran de su propio cuerpo, era algo como una disposición heredada".


Entonces... responde tú... ¿Bolívar bailó tambores o no?

Comentarios

  1. Coloco esta cita, de nuestro trabajo LAS MORADAS DEL LIBERTADOR de la FUNDACION MEDIARUM como respuesta a las palabras maravillosas de mi hermana!

    “Las fiestas y veladas siempre agradaron a Simón Bolívar. Dentro del ambiente festivo, además, daba rienda suelta a otro de sus talentos: el baile, al que consideraba como la poesía del movimiento. Desde su juventud se perfiló como un gran bailarín. Su ritmo predilecto era el vals, que podía bailar durante horas.

    Comenzó a cultivar su pasión por la danza mientras vivía en Madrid, en casa del marqués de Ustáriz quien le facilitó su entrada a los círculos sociales de la ciudad. En los primeros años de su estadía en esa ciudad, que se inicia en 1799, recibió clases de baile, esgrima y equitación. En su segundo viaje a Europa que se inicia en 1803, luego de la muerte de su esposa María Teresa, disfrutó de la vida bohemia y relajada que ofrecía la ciudad de París, pero sin dejar de leer ávidamente. Allí estableció una relación con Fanny de Villars, conocida en París por las elegantes reuniones que organizaba, a las que asistían diversas personalidades. Entre ellas, Alejandro de Humboldt y Aimé Bonpland, con quienes Bolívar conversó sobre el prominente futuro que avizoraba para las tierras americanas cuando consiguieran la libertad, a lo cual Humboldt, sin imaginar que estaba frente al futuro Libertador, respondió que se carecía de hombres para dirigir ese propósito.

    En sus años de gloria siempre fue recibido con júbilo en las ciudades o pueblos donde llegaba, ofreciéndose en su honor festejos y bailes. En uno de ellos conoció a la que sería su gran compañera sentimental, Manuela Sáenz, cuando se realizó el baile de la Victoria en la mansión de don Juan de Larrea en Quito, el 16 de junio de 1822, para celebrar su entrada triunfal y la de su ejército en esa ciudad.”

    Creo que si bailó tambores!

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  2. No he visto la película, ¡pero este texto es excelente!

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