El mágico primer libro


Despreciaba a lo que llamamos realidad que, a veces, me parecía solo un ridículo convenio de las personas mayores”.
Hermann Hesse, Infancia de un mago


Ahora que veo al hombrecito que todas las noches viene a mi cama para pedirme que “lo ayude a leer” recuerdo el primer libro que me leí en la vida.

Tenía tal vez dos años más que mi hijo ahora y si bien ya había devorado todos los libros de cuentos de esa casa, nunca había leído un libro con una historia contada desde la primera hasta la última página. No sé qué motivó a mi papá a hacerme su primera recomendación. No sé cuánto tiempo esperó para darme aquel librito, no sé si se le ocurrió casualmente, ni tampoco si acababa de leerlo. Solo sé que había en él una evidente ilusión cuando me lo dio. De hecho, el recuerdo de su amigable invitación a leer Infancia de un mago de Herman Hesse es uno de los transportadores más inmediatos que guarda mi memoria hacia lo que es la sensación de felicidad de la infancia… Vale decir que hay otros transportadores como el olor de la guayaba o el sabor de los Salvavidas que  funcionan muy bien.

Hoy agradezco el interés de mi papá en que leyera “al mago”, porque si no, recordaría como mi primer libro a Ana Isabel una niña decente de Antonia Palacios, que no me habría gustado que ocupase ese lugar privilegiado sólo por ser parte de las asignaturas de la escuela, no por malo. Antes, a todo el mundo lo mandaban a leer Ana Isabel en primer año (ahora 7mo grado) y no había para dónde agarrar. Si no te pescaba en las primeras páginas, se convertía en una tortura y probablemente pasarías al grupo de los que odiarían leer para el resto de su vida.  Si, por el contrario, te divertías con las aventuras de la muchacha, estabas listo, eras afortunado. Pero ese es tema para otro cuento. 

Después de vieja, como dicen, fue que tuve la certeza de que en La infancia de un mago el autor narraba su propia niñez, impregnada de misticismo oriental, de los secretos que le contaban objetos misteriosos en su casa y de ideas desdeñosas sobre lo que significaba crecer y ser adulto. Debe ser por eso que esas líneas que casi no recuerdo me gustaron tanto. Había una cosa realmente maravillosa, que supongo yo ahora, estaba sujeta al hecho de que un adulto hurgaba en su propia infancia y que, aunque era parte de su mundo real, la describía con detalles definitivamente mágicos.

Pues ahora la cosa fue al revés, pero igual. El primer libro leído por mi hijo es una fantasía que jamás se acercará a la realidad de ningún niño y tal vez eso lo ha hecho maravilloso para él y quizás inolvidable, sobre todo tomando en cuenta nuestra realidad actual. Leyó Harry Potter y la piedra filosofal. El cuento de un niño huérfano que encuentra el verdadero sentido de su vida en un mundo mágico. Es raro que la magia esté involucrada en nuestros primeros libros de manera tan diferente. Pero es la misma magia que espero, en el futuro, transporte a mi hijo hacia esa sensación de felicidad que vivo yo cuando huelo una guayaba, pruebo un Salvavidas o recuerdo el día en que mi papá me invitó a leer mi primer libro. 

Comentarios

  1. Adri, ya te iba preguntar cuándo escribías nuevas líneas.
    Yo creo que yo tenía la edad de tu hombrecito cuando leí mi primer libro "Mujercitas" de Loiusa May Alcott y lo leí muchísimas veces hasta que me lo aprendí de memoria.
    Anótame en la lista de los que no aguantaron Ana Isabel es el único libro que no terminé de leer, menos mal que ya había leído unos cuantos antes de ése porque si no, creo que más nunca hubiese agarrado un libro en mi vida ... argh!
    Otra cosa, insisto que grabes un audio libro de Harry Potter con los comentarios de tu hijo incluídos, debe serdivertidísimo!

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  2. Adri me encantan tus post...mi primer libro al igual que el de la negra fue Mujercitas y el siguiente fue El Principito...Ana Isabel un niña decente se me habia borrado de la memoria, pero si me gusto...ya era lectora apasionada en 1er año..el que odie fue la trepadora creo que fue en 2do año que no los mandaron! besos a las dos se les quiere!

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  3. Me encanta Hesse y llego a mi ya adolescente! Demian
    Siddhartha y El lobo estepario fueron ocupando un sitio especial en mi repertorio.
    Opino que el amor por la lectura es hereditario y considero es uno de las cosas mas enriquesedoras que podamos transmitirles a nuestros hijos.
    Me encanta la idea del auido libro!!!

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