Lista imaginaria
“Todos nuestros sueños pueden hacerse realidad si tenemos la
voluntad de seguirlos”.
Walt Disney.
Entiendo que la vida aquí está cada vez más “pelúa”. Yo
también siento miedo cada día de mi vida al salir de mi casa y me persigno
cuando regreso. Creo que el corazón se me revienta cada vez que veo a un niño pidiendo
plata en la calle. Siento una rabia anormal cuando veo los números rojos con
los que se justifican tantos venezolanos que se fueron de aquí. He llorado
pensando en que mi chamo nunca podrá jugar en la calle, como yo lo hice. Me
salen cinco canas por segundo cada vez que pienso en que él va a crecer y va a
querer salir a rumbear hasta el amanecer en un lugar donde nadie responde por su seguridad. Me arden las venas cada
vez que veo en los ojos de alguien ilusión porque este gobierno “ha sido el
único que ha tomado en cuenta a los que menos tienen”, mientras el funcionario
más Don Nadie viaja con sus maletas llenas de efectivo dos o tres veces al año. Entiendo cada vez que
alguien dice que estamos jodidos, juro que entiendo y estoy de acuerdo… pero
estoy harta!
Francamente estoy hasta la coronilla de
la gente que vive soltando insultos
y odio porque le tocó vivir aquí. Que si esto es una mierda, que la mediocridad
nos consume, que sería tal cosa pero me tocó estar aquí, que tenía que ser
en Venezuela donde pasa esto o lo otro. Y yo me incluyo. Mil veces he dicho que
nos merecemos lo que estamos viviendo. Mil veces me he puesto fúrica porque me
robaron, por un mal servicio, por la poca disposición de la gente a ser mejor. Me
deprimo cuando veo tantas exhibiciones de la infame viveza criolla y
pienso que no tenemos remedio. He deseado que Sean Penn viva aquí como cualquier mortal, que vaya al mercado y, sobre todo, que tenga un hijo que le
pregunte por qué vivimos en un lugar donde no se puede bajar el vidrio para
asomarse por la ventana del carro… Pero ya. Hasta aquí llegué.
Mi hijo, desde la sabiduría cristalina que le otorga su
niñez, me pidió un día que hiciéramos una lista de las cosas malas y buenas de
nuestro país. Cuando llevábamos algunas malas (los ladrones, los secuestros, la
violencia, la suciedad, los pobrecitos perros callejeros, los locos de
la calle…) dijo, “bueno ya, ahora las buenas… deben haber más cosas buenas que
malas”. Por supuesto. Y me fui con
el clásico cuento geográfico de que vivimos en un país donde además de playas
tenemos montañas nevadas, dunas de arena, tepuyes prehistóricos, el Salto Ángel
que inspiró a los de Pixar para hacer “Up”… A él le gustó esa lista, pero
quería más. Aunque no me lo dijo, creo que pensaba que nada de eso era
suficiente para competir con las cosas malas que él mencionó. Desde ese día,
sigo sumando cosas a mi lista mental, hasta que sea tan contundente que nadie
sienta que no es suficiente y menos él. Aún no la termino, pero ahí la voy
llenando…
En mi país, los mangos y los cambures no son raras frutas exóticas. Las
guacamayas son aves callejeras. Cualquier día del año puedes usar suéter o
camiseta, depende de cómo quieras verte. En mi país, está el Ávila, una montaña
que nos tiene a todos los caraqueños embobados con su belleza. De mi país es el mejor café del mundo, aunque los colombianos tengan mejor talento para
mercadear el suyo. En mi país está el mejor cacao del planeta: nuestras semillas son las únicas que huelen y saben a chocolate sin ser procesadas… En mi pais nació Zapata, Jesús Soto y Carlos Cruz Diez. Este
es el único país del mundo que tiene la Oreo marrón clarita… y así la lista
puede ir creciendo y todos podríamos ir sumando cosas que si bien no van a
terminar con las desgracias que nos afligen a diario, inyectan rayos de luz a una
oscuridad que se empeña en tragarnos vorazmente.
A lo mejor esto parece un último recurso para convencerme de que es aquí donde quiero estar, o una campaña de esas que de tanto repetirlas, uno se las cree, pero el punto final es que no estoy dispuesta a seguir en esta amargura, viviendo en esta rabia perpetua y esa autocriticadera que no construye sino destruye. Y a lo mejor, siendo realista, no llego a ver el país con el que sueño, pero de algún modo estoy contribuyendo a que mi hijo sí y eso ya hace que todo haya valido la pena.
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Sacar la cabeza por la ventana... feliz aventura extrema |
Hace poco mas de 3 años que regrese a Venezuela luego de 10 años de bueno logros en el exterior y se porque es lo que he vivido, que aqui todos queremos lo mismo.. y que con un poco de fuerza, optimismo y trabajo continuo atraigo la mejor actitud y valores de quienes me rodean. Creo q el pais con el que sueñas si lo podrás ver por q el tiempo pasa muy rapido y hoy sabemos que HAY UN CAMINO.
ResponderEliminarMil gracias. Que así sea.
ResponderEliminarEsto que escribes, describes y vives con tanto amor es la Venezuela que extraño....
ResponderEliminarGracias por este post, por hacerme recordar y revivir memorias hermosas.
LUZ VENEZUELA!
"El unico pais donde tenemos la oreo marrón clarita..." Tal vez la linea mas irrelevante del post pero me hizo recordar todas las cosas buenas que tenemos.
ResponderEliminarExcelente post! Saludos
En Venezuela hay muchos problemas sociales derivados de varios factores cuyo enfoque dependerá de la visión del exponente sin embargo hoy día la gran mayoría coincidiría en que la inseguridad personal y jurídica, las cuales van de la mano, son las principales adversidades que día a día enfrentamos… sin embargo a pesar de ello, cada día cada uno de nosotros con nuestro ejemplo con nuestra actitud puede hacer la diferencia… respetando las señales de tránsito, respetando los espacios para discapacitados, haciendo uso del “Manual de Carreño”, en fin pequeños detalles que nos hacen Ciudadanos y que en conjunto construyen la armonía que tanto queremos
ResponderEliminarMuchas gracias por sus comentarios.
ResponderEliminarAdriana, Gracias a Fabi te leí, la cosa es así de simple, hay que creer hay que pensar en que nuestros hijos deben y pueden estar mucho mejor, las sensaciones de los adultos deberían ser menos permeables a los mas pequeños, tenemos un país hermoso, que debe mejorar y crecer, pero lo tenemos, triste otros que niegan sus raíces por un estatus migratorio o social, hay que creer que las cosas y la gente puede ser mejor, de lo contrario ningún país será suficiente, saludos y gracias. Les dejo unos escritos de mi autoría.
ResponderEliminarPsicodeportes.blogspot.es
Así es Carlos. Ningún país puede crecer sin gente que crea que es posible. Gracias por pasar por aquí y siempre bienvenido. Ya mismo visito tu blog!
EliminarHola Adri
ResponderEliminarLeí tu articulo y me provoco también dejar algunas de mis reflexiones frente a este tema que aunque no tengo hijos si tengo un sobrino que también a veces no entiende porque permanece como castigado encerrado en casa sin poder disfrutar de cosas como acampar en el Ávila, dormir en una playa, o simplemente jugar en algún parque.
También a veces pienso que generar en cada uno de nosotros la sensación de vivir en la queja, la angustia, y el miedo es una estrategia que ayuda a la perpetuidad de este régimen que cada vez más tiene sus días contados.
Si embargo puedo decir con mucha convicción que aun aunque he sido victima del: mal servicio, del hampa, de la viveza criolla y de los correctamente llamados Venezolanos feos, no tengo intenciones de irme de este gran país que tantas cosas increíbles me ha dado.
Por citar algunas y unirme a la lista de mi sobrino Sebastián pudiera incluir: conocer a Alejandro y a su familia desde hace mas 25 años, cosa que nos ha unido no solo como amigos sino prácticamente como hermanos, amistades de este calibre solo se ven y viven en este país, no importa lo mal que podamos estar siempre hay alguien en Venezuela que quiere tomarse un café o una cerveza contigo, por el béisbol, por las gaitas que nos atormentan en diciembre pero las disfrutamos, por los únicos e irresistibles tequeños que solo hay aquí o por lo menos no hay mejores que los de acá.
En fin no se trata de esconder la cabeza en la tierra como la avestruz, se trata de quejarse menos y participar más así puede que algún día podamos decirle a nuestros chamos lo grande que ha sido viajar y rumbear en VENEZUELA.
Saludos
Carlos Gaviria
También por esto soy Venezolano hasta los tuétanos.....
ResponderEliminarEscuchen ............
Video filmado en el Centro Comercial Plaza Las Américas II en Caracas: http://youtu.be/PtZwO2h4Vhg
Adri!! Me hiciste llorar, porque pienso igual que ti en muchas cosas, y quisera aportar que Caracas es una ciudad "veeeerde", llena de árboles, flores y obras de arte (aunque algunas estén rayadas y maltratadas). Que aunque cada vez que llueve la ciudad se vuelve un caos, cuando el sol brilla y el cielo esta azul te sientes como en el paraíso y es que nuestro clima es en verdad una bendición, eso hace que las mujeres podamos estar "bonitas, arregladitas, maquilladitas"... jajajajaja cuando estás fuera con ese "calorón" en pleno verano o con ese frío, viento o nieve en invierno piensas como "coños" va a estar alguien pendiente de estar "arregladita" cuando andas es con la cara arrugada de ese clima horrible al que no estamos acostumbrados ( y uno dice "echándoselas que las europeas o norteamericanas son desarregladas) Además siempre digo que los venezolanos somos así como "regalados" acá viene cualquiera a trabajar o a venderte algo y tu se lo compras, te pones a hablar con él, quieres ser su amigo, ayudarlo, lo invitas a tu casa le haces una parrilla y hasta le das un Ron para que se lleve un bonito recuerdo ... y eso no pasa en ningún otro país..
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