Las fuentes necesarias... a pesar de los amargados



Empecé a trabajar en revistas en septiembre de 1996. Una amiga, Lorena Martínez, me había dicho que buscaban pasantes en el Bloque DeArmas. Ya yo había trabajado en agencias de publicidad y mercadeo, pero quería abordar el periodismo.


Cuando entré en el Bloque a escribir de farándula pensé que sería algo pasajero, que pronto me dedicaría a una de las fuentes “importantes”, o a las que yo creía que mi papá consideraría importantes -uno siempre tratando de complacer a otros-, pero no pasó. Allí me quedé cuatro años, fui jefa de redacción de las revistas juveniles que empezaron a producirse por aquellos días, y me quedé enganchada a las revistas, de entretenimiento y estilo de vida para siempre. 



Luego trabajé en muchos otros proyectos editoriales y siempre fue un desafío ser parte de lo que mucha gente no consideraba fuentes “serias”. Yo me empeñé en defender el valor que tenía mi trabajo; era siempre muy exigente conmigo misma y con la gente que trabajaba a mi cargo para mantener la máxima calidad en todo lo que se generaba. 


También en el camino he conocido muchos periodistas de trayectoria impecable, profesionales de lujo, éticos y creativos, mucha gente de la que he aprendido y que, dedicándose a las fuentes de entretenimiento y estilo de vida, ha dejado huella en el periodismo venezolano. Y sin embargo, siempre me he topado con quienes menosprecian estos tópicos con comentarios como “Esos que cubren política sí son periodistas, no los que hacen revisticas”, o el clásico “¿Por qué no te buscas un trabajo como el de Carla (Angola)?”, o “Ah es que tú no trabajas, tu vas de viaje, ves peliculitas, vas a desfiles, eso no es periodismo”.




Y ustedes se preguntarán por qué me dio por aquí, pues resulta que aún hoy, en una época en la que se supone que hay espacio para todos, en la que muchos se llenan la boca defendiendo el derecho de cada quien a hacer y parecer lo que quiera, he leído a quienes dicen que los temas de entretenimiento, moda, cultura, belleza, bienestar, solo le restan espacio a lo que es "realmente importante", como el empoderamiento, la política, o la crisis mundial. ¿Restar espacio? Si ahora es cuando hay opciones para todos, ahora es cuando hay maneras de elegir los contenidos que te interesan, de segmentar, de generar información sobre absolutamente todo y siempre habrá alguien interesado en consumir tu contenido... 


Lo siento. Lamento que sufran aparentando que son demasiado intelectuales como para apreciar una buena película o simplemente la vitrina de una tienda. Lamento que se desgasten de rabia porque, por ejemplo, una revista de moda puso a Kamala en su portada, o a Michelle Obama mil veces. Lo siento, pero gracias a esas vías rápidas, muchos mensajes "de los importantes" llegan a personas que jamás se hubiesen interesado en reconocer que mujeres como estas han hecho historia. 


Un artículo sobre viajes puede brindarle a alguien, que tienen un año encerrado en su casa, un espacio reconfortante para soñar. Una nota sobre belleza, sobre música, sobre gastronomía, puede representar un momento de bienestar emocional para quien está agobiado con mil preocupaciones, con ansiedad o estrés. 


Después del trago amargo que -por o general- ofrecen las noticias sobre política, economía o sucesos, cualquiera agradece una cucharada de un buen postre y eso es, precisamente, lo que representa el trabajo que hago desde hace más de 25 años. Los contenidos sobre entretenimiento, moda, música, estilo de vida y más existen porque la gente los necesita. 


No se amarguen... Sumérjanse en su profunda sabiduría e infinito intelecto y, como dijeron Los Beatles, “Let it be”… 


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Ah, y por cierto, nosotros, los que trabajamos por este lado de los medios, sí nos divertimos. :)

Comentarios

  1. He leído y tengo que pararme de mi butaca, poner el tv en mute, dejar pararnor un instante mi lectira diaria de Vogue España y gritar hasta que se escuche en Bujan, el país más feliz del mundo... BRAVOOOOO! aplaudo de pie cada palabra, cada intención. Y mira que me ha pasado, pero no me dicen como Carla Angola, me dicen como Jorge Ramos... Jaaaa se tenía que decir y se dijo. Gracias por regalarnos tanto Adriana. Besos.

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    1. Jajajajaja que alegría que se generen estos espacios donde las coincidencias nos unen y hacen más fuertes. Gracias a ti por leer.

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  2. Lindo texto. Hay que complacerse nosotros mismos. Muy buenos recuerdos en la redacción juntos :)

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