De cómo un viernes de boleros se transformó en un recuerdo feliz


José Luis Pardo es uno de los músicos venezolanos contemporáneos más talentosos, sólidos y empáticos con el gentilicio. Es guitarrista, compositor, productor y quién sabe qué cosas más. Pero el hecho es que desde que comenzó la pandemia, por allá en el plácido 2019, se propuso poner música desde su casa en Nueva York, transmitiendo en vivo por Instagram. Él solo, frente a la compu, mezclando música que era familiar para todos los venezolanos que nos conectamos desde distintas latitudes. A través de la pantalla del celular estuvimos juntos otra vez, nos saludábamos como si estábamos en el mismísimo apartamento de Cheo, comentamos las canciones, compartíamos bebidas, pasapalos, cigarros y hasta brownies en el balcón virtual, y fue tan buena tan buena la rumba esas primeras semanas, que se empezó a sumar cada vez más gente. Todavía, tres años después de empezar el fin del mundo, Cheo se conecta los viernes y sábados, con menos asistentes, pero él sigue ahí, siendo un punto de unión, aportando persistente y sin querer queriendo. Cada viernes es un tópico diferente: música de los 90; soundtracks; despecho; boleros... y fue justo el viernes de boleros el que me trajo a este post.


Eduardo García S.

Hola Cheo. Estaba pendiente de escribirte esto:


Mi suegro  sufría de depresión desde hace más de 11 años. Una melancolía interminable que no dejaba fluir más que alguna pieza de música clásica como único vestigio de lo que fue su robusto gusto musical.


Sin embargo, siempre que yo tarareaba alguna canción de esas que se vienen pegadas en la memoria porque la abuela o la mamá de uno las escuchaba, él se sensibilizaba, se mostraba alerta y soltaba al artista o al autor. Así me di cuenta de que, quizás, sería útil para su alivio dejar sonar algunas canciones de su época, nada más que para ver qué pasaba.

Por esos días, tuviste tu viernes de boleros en Casa’e Cheo, así que el sábado siguiente, aprovechamos que teníamos que trabajar -cocinamos por encargo- para poner discretamente a sonar tu playlist.

Él apareció sigiloso, salió de su frecuente rincón soñoliento. Se sentó callado cerca de la cocina; se veía cómodo en su gran sillón de cuero… Pues a la quinta canción estaba cantando y comentando anécdotas de su juventud y de su numerosa familia. Habló hasta que se cansó, se le perdió la mirada en los recuerdos, brillante como no se la habíamos visto en mucho tiempo. No lo dijo, pero sé que disfrutó mucho cada una de las canciones de esa selección.

 
Aunque no salió de su depresión permanente, ese día lo regresamos a la vida por un par de horas.


Hace dos meses murió. Además de la depresión, tenia leucemia. Estamos tranquilos porque sabemos que estaba sufriendo. Pero entre nuestras grandes satisfacciones está haberle dado aquella tarde de boleros obligados que compartiste una de tantas noches de viernes en Casa’e Cheo. Gracias por eso.



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La vida se encarga de darte las oportunidades de dejar huella en otros, de darles algo. Permanecer alerta para aprovecharlas es también estar listo para recibir los regalos que otros te dan. Sea una canción o sea un buen recuerdo, una carcajada, un abrazo. Creo que de eso se trata: dar lo mejor que puedas y recibir atento lo bueno que otros quieren darte. 


"Si uno escoge lo que quiere ser cuando muere, estoy seguro que mi papá escogió ser una estrella",

Alejandro. 

Te amamos Eduardo. 



Comentarios

  1. Y Cheo respondió el mensaje?

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    1. ¡Sí! Se lo mandé por Instagram y respondió "Qué belleza de mensaje, lloré, me quedé sin palabras"-.

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